Compartiendo mis experiencias

En éste "blog" pretendo compartir mis experiencias y lo que aprendo de ellas como madre, esposa, hija, hermana, amiga, profesional, entre otras cosas. Los retos que me ha presentado la vida y los que me presenta y como trato de ver el lado positivo de cada situación...aunque aveces sea un reto.

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viernes, 28 de septiembre de 2012

¡15 años después!

Siempre dije y quise ser madre joven, ¿por qué? De verdad no lo sé, pero siempre me visualicé y tuve la intuición de que tendría hijos joven. Estudié Drama e italiano, me fascina la actuación y poder hablar otro idioma siempre lo he visto como una ventaja. Gracias a Dios tuve una niñez, adolescencia y vida universitaria muy buena, siempre la pasé bien y disfruté sin excesos y con un excelente grupo de amigos (he sido más que bendecida por mis amistades).

Hace 15 años, septiembre de 1997, Día de los ángeles, fui bendecida con la llegada de mi primera hija Adriana Sofía, primera nieta, sobrina y bisnieta en ambos lados de la familia. Del parto lo único que voy a decir es que fue ¡DOLOROSO!, pero corto. Desde ese día mi vida cambió, aprendí lo que es el amor incondicional, acepté la responsabilidad de traer una personita al mundo a la que tengo que preparar para el mundo y entender que no es mía, mía… ¡sino de la vida!, ¿difícil verdad?

Adriana el día que salió del Hospital
Una de las decisiones más importantes que tomé, cuando Adriana tenía 2 años, fue poner mi carrera en “hold”, no porque no pudiera lograr mi sueño, le aposté a ser madre y a mi hija, para lo demás hay tiempo (¡y no me arrepiento!). Siempre quise y quiero estar ahí para mis hijas, que en toda actividad cuando me busquen me encuentren, apoyarlas en todo, enseñarles lo que pueda y conocer el mundo con ellas.

Adriana Sofía siempre fue una niña muy inteligente, muy buena y sobre todo bien sentimental (a veces demasiado), la creatividad es su tercer nombre y siempre le han llamado la atención las artes (en todas sus vertientes) ella es toda una artista. A los 3 años y 7 meses se convirtió en la hermana mayor de Daniella Cristina y cuando llegó su hermanita del hospital no dejaba de mirarla y sonreír. Aunque a veces (ya no tanto) pelean, es una excelente hermana mayor.

 
Adriana el día que llegó Daniella del Hospital
 
 
Hermanas
No soy perfecta, he cometido mis errores, pero mis hijas son perfectas para mí, y por ellas trato de ser mejor en todos los aspectos de mi vida. Gracias a Dios, todos los días de sus vidas he tenido y tendré la oportunidad de hacerlo mejor y no repetir los mismos, lo que he hecho es pensando en su bienestar y el gran amor que les tengo.

¡Hoy Adriana cumple 15 años! Y mirando hacia atrás tengo que decir que me siento más que satisfecha de las decisiones que tomé, siempre he estado ahí para mi hija, tanto su papá como yo le hemos dado todas las herramientas que están a nuestro alcance y todas las experiencias que hemos podido para que cuando alce el vuelo tenga un norte y siempre nos tenga en sus memorias. Soy una madre exigente, pero las dejo ser (con control y la debida supervisión).

Lo de ella es la sencillez

A Adriana le encantan los animales
Confieso que me da mucho sentimiento saber que el tiempo ha volado a velocidad luz y ya no tengo bebé, que en tres años se irá a buscar y trazar su destino. Que va detrás de su sueño y sé que lo va a lograr (de eso me encargaré).

¿Mi carrera? Pues he participado en algunos proyectos artísticos y en la medida que me siga preparando seguiré trabajando para retomar la misma, pero sin sacrificar mi familia. Para mí la familia es lo más importante, a la hora de la verdad, cuando las cámaras se apagan, el maquillaje es retirado y llegas a tu hogar, eso es lo que te queda… ¡tu familia! Algo que todos los días les digo a mis hijas para que nunca olviden de donde vienen y hacia donde van.



Adriana: Has hecho de mi vida una aventura maravillosa que nunca acabará, desde antes de nacer ya te amaba y mi amor por ti y tu hermana se ha multiplicado con el pasar del tiempo. No te apresures en alzar tu vuelo, te aseguro que volarás, disfruta el camino, la vista y las experiencias. Recuerda que todo lo que te propongas lo vas a lograr si tienes la motivación y convicción para alcanzarlo.

¡Felices 15 años...que Dios te bendiga siempre!

¡Nunca dejes de soñar, vive con intensidad y ríe a carcajadas!

¡Te adoro!

Mami

Primera visita a Disney 2004


Reciente visita a Disney 2012 (Celebrando sus 15 años y graduación y Cumpleaños de Daniella)


lunes, 24 de septiembre de 2012

Walking back to memories!


Si miramos un poco hacia atrás, la historia nos dice que los jefes de familia o las familias compraban sus casas u hogares para echar raíces, para que ahí crecieran sus hijos, envejecer con su pareja y luego de su partida que sus hijos heredaran la propiedad e hicieran lo mismo.
Mi abuela y abuelo materno vivieron en la casa donde mi mamá se crió con sus hermanos hasta el día de su partida, mi abuela paterna y varias tías viven la casa que compraron para que sus hijos se criaran hace más de 40 años. Y cada cual en sus diferentes circunstancias vuelve a la casa donde pasaron su niñez…los recuerdos vuelven dibujando sonrisas y recordando el pasado. Cada vez que paso por urbanizaciones que tienen más de 30 años o lugares con historia (como El Morro), me resulta curiosa y muy interesante la historia que tiene cada estructura, me quedo pensando: “¿que habrá pasado en esa casa?, ¿cuál es su historia?.

Mi nombre es Marimar, nombre compuesto por María (así se llama mi mamá) y del mar. De verdad que no pudo quedarme mejor ese nombre (hay muchas María del Mar, luego de la novela que hizo Thalía, hay varias Marimar, pero no somos muchas). A mi me encanta…me fascina la playa, soy playera de nacimiento (y es una de las razones por la que no he dejado mi isla a pesar de verme tentada en muchas ocasiones).

Yo, de pequeña, disfrutando en Luquillo
Todo este relato viene porque Adriana (mi hija mayor) tiene que hacer un proyecto de un pueblo de Puerto Rico. Al principio ella dijo: “¡Rincón!”, nuestro tiempo es limitado por muchas actividades y compromisos, por lo que le dije que si podía ser uno más cerca. Luego de pensarlo, le dije: “Luquillo”, es parte de nuestra historia y volveríamos luego de muchos años que no vamos, ella dijo que sí.



Mi mamá, mis hermanas y yo en el estacionamiento del apartamento de playa 
Mi abuela paterna (luego que enviudó) compró un apartamento de playa en Luquillo (hace más de 40 años) y fue el oasis de nuestra familia por todos estos años, los veranos, Semana Santa, fines de semana de descanso (no tenia TV o teléfono…y los celulares no existían). Cuando íbamos al apartamento se llenaba de primos, tíos y vecinos del área, estábamos hasta tarde jugando rescate, briscas, “may I”, escondite, “stop” y la pasábamos súper bien todos juntos. Los cuartos siempre llenos, “matress” en la sala, por las mañanas nos levantábamos temprano y todo eran preparativos para un día de playa. Una tradición desde que yo era pequeña (y que he seguido con mis hijas al ir a la playa ese día) era recibir el día Pascua allá, por la mañana (luego de recibir nuestras canastas) íbamos a la iglesia y después para la playa…de verdad que fui dichosa, tuve una infancia, niñez, adolescencia y adultez muy buena, rodeada siempre de mi familia y claro mis buenos amigos. Luego mis hijas fueron conmigo varias veces.

Verano 2001 (con Adriana y embarazada de Daniella)

Hace 4 años mi abuela vendió el apartamento de playa ya que nadie lo usaba con tanta frecuencia y yo que soy la que más va a la playa no daba esos viajes (voy a playas más cerca, cuando uno tiene hijos ir a distancias largas es como mudarse por tanta cosa que uno lleva). El apartamento se estaba deteriorando y pues se tomó esa decisión, fue difícil. Lo primero que pensé fue: “¡va a vender nuestra historia!”, pero ya mi abuela es mayor y no podía hacerse cargo de él, no podía ser egoísta ni injusta.

Hace varios sábados fuimos a Luquillo (mami, mi esposo, las nenas y yo) para que Adriana tomara fotos y visitara diferentes lugares del pueblo: Plaza, Alcaldía, Cementerio, Playa y por supuesto una de las paradas obligatorias era el apartamento de playa, estaba decidida, si había alguien, pedirles permiso para entrar y ver como estaba el lugar donde vivimos tantas experiencias. Cuando llegamos estaba cerrada, por lo que no pude entrar L , pero vi que le habían hecho algunos cambios, ventanas nuevas, puerta nueva, entre otros (le habían dado cariño), y nos encontramos a la vecina de toda la vida y madre de los niños (que hoy son adultos) con los que jugábamos y nos divertíamos tanto. Ella nos dijo que el apartamento lo remodelaron completo y lo pusieron bien lindo, eso me llenó de alegría aunque me moría por entrar a verlo.

Nuestro apartamento era el de abajo a la izquierda
Luego fuimos a la playa…ah (suspiro), estaba desierta (pocas personas), me imagino que por la temporada (yo tenía un maestro que decía que los meses que terminaban en “bre”, no eran buenos para ir a la playa). Estaba frente a la playa que conocí dese pequeña, donde mis padres, abuela y tíos me llevaban de pequeña, donde hicimos muchos castillos de arena, veíamos peces y cogíamos unas olas que nos arrastraban por toda la orilla. Las olas estaban grandísimas (yo no soy de meterme al mar a menos que no haga mucho calor) pero tenía que bañarme en la playa de mi infancia, así que me fui con mis hijas a coger olas, el agua estaba buenísima, y cogimos unas olas tan grandes que nos arrastraban por la orilla o como decimos “nos revolcaron”, nos reímos muchísimo, había olvidado esa sensación de pensar que te vas a ahogar… ¡en la orilla! Teníamos arena hasta dentro de los oídos ☺.

2012 Adriana y Daniella frente a la playa de Luquillo
Terminamos nuestra visita en los famosos “kioskos” de Luquillo…y ya saben, comimos alcapurrias, tostones, pulpo y batidas. La pasamos de maravilla, un hermoso día para recordar y por supuesto, Adriana hizo su trabajo.

Kioskos de Luquillo
La vida te da oportunidades de volver al pasado (con los recuerdos y lugares) para que reflexionemos en lo que vivimos, para darnos fuerzas y disfrutar al máximo el presente y planifiquemos para el futuro con más energía.

Le dedico este “blog” a mi familia, mis primos (TODOS), a nuestros vecinos playeros y a mi abuela…gracias por ser parte de mi vida, de mi historia y por todos los buenos momentos que pasamos juntos.

 ¡Hasta la próxima!

El apartamento actualmente

martes, 11 de septiembre de 2012

9-11 Mi experiencia

9-11 del 2001 fue un día que cambió la manera de pensar y la vida de muchas personas y aunque físicamente yo no estaba ahí enseguida me pude solidarizar con el dolor ajeno.

11 años después y relatándole a mis hijas todo lo que significó ese día para muchas personas, incluyéndonos a nosotros como familia es que tuve la necesidad de escribir éste “blog”.

Ese día dejé a Adriana en la escuela como de costumbre, regresé a mi casa y estaba durmiendo a Daniella en la falda (tenía 2 meses y 11 días de nacida), cuando de repente salió un “Avance de última hora” narrando el “accidente” en una de las Torres Gemelas (World Trade Center), lo que pasó después ante los ojos del mundo entero fue inesperado, sorprendente e irreal.
Mis padres y hermanas trabajaban, me traté de comunicar con mi suegra y no lograba comunicación (ella siempre está al día en los últimos acontecimientos noticiosos), mi esposo estaba trabajando. Me fui a casa de mi suegra con Daniella, estaba atónita con lo que estaba pasando.

El terrible suceso me causaba dolor, la seguridad había sido burlada, se había perdido el respeto por la vida, pero la llamada que recibí después de que el mundo se diera cuenta de lo que había pasado nos cambió la vida en un instante.

Para ese tiempo, mi esposo era reservista de la Guardia Nacional Aérea de PR, así que llamaron para indicar que tenía que reportarse en la Base al otro día. Dos meses después estaba listo para su primera misión, y así estuvo dos años, en diferentes misiones. La separación de ese primer viaje fue muy difícil, me quedé sola con dos hijas, Adriana de 4 años y Daniella de 4 meses (gracias a Dios vivía cerca de mi familia y la familia de mi esposo que nos dieron apoyo constante). La primera Navidad de Daniella sin su papá, mi esposo se perdió algunos cumpleaños, los primeros pasos de Daniella, actividades de la escuela de Adriana, entre otros.

Y aunque para mí fue difícil, mi dolor no se compara con las personas que ese día fatal decidieron cómo iban a morir, quemados, asfixiados o por una caída. Pensar en el terrible momento qe pasaron sabiendo algunos que iban a morir y otros sorprendidos por la misma. Con todos esos niños que no tuvieron el placer de conocer a su padre o madre, esas madres y padres que perdieron a sus hijos y muchos de ellos sin saber cómo fueron sus últimos momentos, a los que perdieron un compañero de trabajo, conocido, familiar...en fin.

El mundo jamás volverá a ser el mismo, siempre estaremos alerta de que algún suceso similar ocurra o que no ocurra. Un suceso de ésta magnitud nos hace o debe hacer reflexionar acerca de la vulnerabilidad de la vida, debemos siempre estar en paz con las personas que queremos, recordarle a esa persona especial que lo quieres, que es especial e importante, nunca sabes si vas a tener la oportunidad.

Les doy las gracias a esas personas que sacrificaron y sacrifican sus vidas todos los días en ésta guerra que parece no tener fin. A las familias que están separadas, mucha fortaleza y oración. A los que hoy están recordando alguna víctima de este suceso, los acompaño en el sentimiento y que el tiempo los ayude a sanar las heridas, sabiendo que están en un mejor lugar.

Hasta la próxima!

Mi esposo es Tech. Sgt. en la Base Aérea Muñiz (Security Forces), estamos muy orgullosas de él por su sacrificio, entrega y trabajo (parte de su esquadrón)