Compartiendo mis experiencias

En éste "blog" pretendo compartir mis experiencias y lo que aprendo de ellas como madre, esposa, hija, hermana, amiga, profesional, entre otras cosas. Los retos que me ha presentado la vida y los que me presenta y como trato de ver el lado positivo de cada situación...aunque aveces sea un reto.

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viernes, 24 de agosto de 2012

Nuevo año escolar 2012-2013

A diferencia del año pasado, éste nuevo comienzo de año no estuve tan nostálgica, en realidad las últimas semanas han sido un poco interesantes y no he tenido mucho tiempo de pensar en eso. De hecho Adriana empezó el miércoles 8 de agosto y cuando lo comentaron el día antes en los medios noticiosos yo dije: “¿mañana?”, no sé si fue porque nos preparamos con anticipación o la negación porque el verano se terminó y ahora empieza el ajoro nuevamente.

La culminación del año escolar 2011-2012 fue intenso, Daniella terminó el año en su nueva escuela excelentemente (luego de un año interesante en términos de su salud), Adriana se graduó de 9no con excelentes notas, pero experimentó una de las situaciones más difíciles que se puede experimentar en la vida, la traición de una amistad o haber abierto los ojos ante una realidad que no quería ver (no voy hablar del tema, al menos en este “blog”, para no seguir dándole ningún tipo de energía y tiempo).

Ya lo he expresado en varias ocasiones, es sumamente difícil no poder proteger a tus hijos de las energías negativas, ni poder tener una varita mágica para desaparecer toda desilusión o situación difícil que tengan en la vida. Como madre son muchas las cosas que uno quisiera hacer, pero nos tenemos que quitar el sombrero y darle las herramientas para que se enfrenten a la vida y a las situaciones difíciles que se les presenten y las puedan superar de manera satisfactoria para que sean lecciones bien aprendidas y salgan fortalecidas de manera positiva.
Y eso fue lo que hicimos como familia, darle las herramientas para que comenzara fuerte y segura que en la vida hay muchas personas con diferentes formas de pensar y que ella debe mantenerse firme en sus ideales y forma de pensar, siempre y cuando no le haga daño a nadie, siempre teniendo presente que encontrará a las personas adecuadas en su momento.

El primer día de clases fue de mucha ansiedad para todos, ya que se enfrentaría a esa lamentable situación. Oramos mucho, le pedimos a Dios que la guiara, que la protegiera de todo mal y le diera paz (hoy y siempre). La dejé temprano en la mañana con mucha ilusión de esta nueva etapa y un poco nerviosa, confiada en que todo estaría más que perfecto. Adriana tuvo un día muy bueno, gracias a Dios todo estuvo en orden divino y está bien enfocada en estar bien, en la escuela y en prepararse para su futuro estudiantil y profesional.

Adriana en su primer día
Luego de una semana en la que Daniella estuvo bastante enferma, comenzó su nuevo año escolar, ya en 6to… ¡Wow, mi bebé ya es toda una jovencita! Ese día me levanté sintiéndome un poco mal…bastante mal, lo que pensé podría ser un bajón de azúcar (NO padezco de eso) resultó ser un virus de 24 horas. Pero… ¡Yo tenía que llevar a mi niña en su primer día de escuela! Gracias a Dios (que obra de manera perfecta) mi esposo estaba libre, así que el guió, llevamos primero a Adriana y luego a Daniella, ella iba con todos sus materiales (muy emocionada) y teníamos que verificar las listas para ver donde lo tocaba, y aunque sé que su papá lo hubiera hecho perfecto yo quería estar ahí (pensé que no lo iba a lograr ya que estuve con vómitos todo el camino). Llegamos y me pude bajar, luego de verificar donde le había tocado sus amigas la recibieron y ella me dio un beso y nos despedimos. No me sentía bien para sentirme triste, así que todo fluyó muy bien y regresó de la escuela contenta y con muchas anécdotas (yo, en cama todo el día).

Todos los días le pido a Dios que le envíe un ejército de ángeles a mis dos hijas para que cuiden de ellas y las proteja de todo mal. Y aunque no lo crean, aún cuando son grandes ya, cuento las horas para ir a buscarlas a la escuela, estar con ellas y me cuenten cómo estuvo su día.

No importa cuánto crezcan, donde estén, siempre serán mis niñas adoradas y sé que Dios las guiará para ser personas de bien, logren sus sueños y sean felices.

¡Hasta la próxima!