La decisión de estar con mis hijas

*Inspirado en una carta que leí de una amiga a sus hijas.

Desde que tengo uso de razón siempre he querido ser actriz y madre, ¡dos cosas que juntas son un poco complicadas!
Pertenecí al Taller de teatro del Colegio Nuestra Señora de Belén donde me gané la medalla por excelencia en Teatro, luego entré a la Universidad de Puerto Rico, Drama y Lenguas Extranjeras (Italiano), formé parte de varios proyectos en teatro y televisión y les confieso que me apasiona ese mundo.



Monólogo del Grito de Lares (High School)




Mrs. Montanez entregandome la medalla de excelencia en Teatro

Musical 2004 (Grease)

 

Musical 2004 (Grease) con Adriana y Daniella

  

 

En 1997 cambió mi vida con la llegada de mi hija Adriana y aunque por un tiempo seguí en busca de crecimiento en el medio, me sentía culpable del tiempo que no le dedicada a Adriana, pues, trabajaba, estudiaba, más el teatro. Así que cuando Adriana tenía 2 años y 10 meses decidí quedarme con ella, mi pensamiento fue y es: “soy joven y puedo lograr mis sueños en cualquier momento, pero ella será pequeña por uno muy corto” … ¡y no me arrepiento para nada! Luego nació Daniella y desde ese momento somos “Las Tres Mosqueteras”.

Las Tres Mosqueteras

He sido más que bendecida por poder quedarme con mis hijas o tener oportunidades de empleo con la flexibilidad de trabajar a medio tiempo, poder ser parte de las actividades de las nenas y poder ayudarlas a desarrollar sus talentos, le doy parte del crédito a mi esposo que es un buen proveedor para que esto así sea.
Me he desarrollado en diferentes campos, la banca, seguros, facturación, negocio propio, maestra, entre otros. Actualmente trabajo porque me gusta tener mi propio dinero, porque me tengo que preparar para el “empty nest” (es cuestión de 6 años…y el tiempo vuela) y por tener ese dinerito extra para gastos de último momento.

Si me apasiona la actuación y todo lo que tiene que ver con estar en un escenario y detrás de una cámara, ser madre va mucho más allá de una fascinación…es uno de los trabajos y papeles más importantes de mi vida, por lo que decidí que, ya que lo soy, tengo que hacerlo lo mejor que pueda (no hay libreto para esto, no hay errores y la satisfacción es indescriptible).

Nunca he faltado a una actividad, reunión de padres, Talent Show, Concierto, Recital, gira, Fiel Day, entrega de notas, etc. Me quedo con ellas cuando se enferman (mi mamá y mi suegra se retiraron hace unos años, hay veces que se quedan con ellas, ahora que trabajo), cuando tienen citas médicas, inclusive estuve un mes fuera del trabajo por una larga hospitalización de mi hija menor y en ese momento lo menos que pensaba era en el trabajo…mi hija primero. Todavía cuento las horas para buscarlas a la escuela y me encantan los días que no hay clases y estamos las tres en casa.
Estoy convencida que Dios me ha bendecido con ésta oportunidad porque le dedico la mayor parte de mí tiempo a mis hijas y mi familia (nota: sé que hay muchas madres que tienen que trabajar por razones económicas, por razones profesionales, y otros...no las juzgo, las admiro y sé que deben ser excelentes madres).

Conozco madres extraordinarias que lidian con el sentimiento de culpa todos los días por tener que dejar sus hijos para ir a trabajar, algunas hasta dos trabajos y sé que debe ser muy difícil, que hacen lo mejor que pueden para tener un buen balance, lo único que puedo decir es que ese tiempo que están con sus hijos sea de calidad, que siempre le digan lo mucho que los quieren y que el sacrificio que hacen hoy será por el bienestar de ellos y por un mejor mañana.

¿Mi carrera? No me olvido de ella, a veces la vivo a través de mis hijas que han escogido el arte como medio de expresión una pintando, cantando y bailando Tap, otra bailando ballet y tocando flauta (desde pequeñas las he expuesto a diferentes cosas, han escogido lo anterior…hasta ahora) De la manera en que lo veo es, que he invertido mi energía en otras áreas, me he preparado y me sigo preparando para cuando llegue el momento de esa oportunidad (que por ahora no la busco) y si por alguna razón la vida me lleva por otro camino…también soy feliz y estoy en paz con eso, ya que siempre encuentro algo en que invertir mi tiempo (ver blog titulado “¿Por qué a veces no tengo tiempo”).

Toda mi vida he visto arco iris, unos más brillantes que otros, pero desde que nacieron mis hijas no importa el diluvio o cuan nublado esté el cielo, ellas son un arco iris brillante y constante en mi vida y me siento feliz y satisfecha de estar con ellas en su camino, dándole las herramientas para que sean personas de bien, verlas crecer y se desarrollen en lo que les gusta. La satisfacción es más mía que de ellas y cuando yo mire atrás estaré orgullosa y segura que la decisión que tomé hace muchos años fue la correcta.




¡Mi familia!

¡Hasta la próxima!